Este de Mosul/Bagdag, 17 de octubre, 2016 (Reuters). Las fuerzas del Gobierno de Irak lanzaron el lunes una ofensiva respaldada por Estados Unidos para expulsar a Estado Islámico de la ciudad norteña de Mosul, en una gran batalla que apunta a recuperar el último bastión del grupo radical en el país.
Dos años después de que los yihadistas capturaron la ciudad de 1,5 millones de habitantes y declararon un califato sobre parte del territorio de Irak y Siria, una fuerza de 30.000 tropas iraquíes, kurdas y combatientes de tribus suníes empezaron a avanzar.
Los helicópteros disparaban y podrían escucharse explosiones en el frente este de la ciudad, donde Reuters vio a combatientes kurdos avanzando para tomar localidades periféricas.
Una campaña aérea liderada por Estados Unidos ayudó a sacar a Estado Islámico de gran parte del terreno que controla, pero se cree que entre 4.000 y 8.000 rebeldes siguen aún en Mosul. Residentes contactados por teléfono descartaron reportes de canales árabes de televisión que decían que los yihadistas se habían ido.
"Daesh está usando motocicletas para que sus patrullas evadan la detección aérea, con pasajeros en el asiento trasero que emplean binoculares para vigilar edificios y calles a distancia", dijo Abu Maher refiriéndose a Estado Islámico (EI) con un acrónimo árabe.
Él y otros residentes contactados estaban preparando defensas improvisadas y habían estado haciendo acopio de alimentos en anticipación al asalto, que los funcionarios dijeron que podría llevar semanas o incluso meses. Los residentes no revelan sus nombres completos por motivos de seguridad, y Reuters no pudo verificar sus relatos de manera independiente.
Estados Unidos pronosticó que EI sufrirá "una derrota duradera", ya que las fuerzas iraquíes han organizado su mayor operación desde la invasión estadounidense de 2003 que derrocó a Saddam Hussein.
No obstante, la ofensiva, que es importante para el presidente estadounidense, Barack Obama, en momentos en que se acerca el final de su mandato, está llena de riesgos. Entre ellos, el conflicto sectario entre la población mayoritariamente suní y las fuerzas chiíes, y la posibilidad de que haya más de un millón de desplazados en Mosul, empeorando la crisis de refugiados en la región y en Europa.
"Armamos una habitación fortificada en casa poniendo sacos de arena para bloquear la única ventana y removimos todo lo peligroso o inflamable", dijo Abu Maher. "Gasté casi todo mi dinero en comprar comida, leche para bebé y todo lo que podamos necesitar", agregó.
En un comunicado, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter, indicó: "Es un momento decisivo en la campaña para propinar al ISIL (Estado Islámico) una derrota duradera. Estamos seguros de que nuestros socios iraquíes prevalecerán contra nuestro enemigo común y liberarán a Mosul y el resto del país del odio y la brutalidad de ISIL".