Luxemburgo, 17 de octubre, 2016 (Reuters). Reino Unido y Francia intentaban persuadir a la Unión Europea el lunes para que condene la devastadora campaña aérea de Rusia en Siria y allanar el camino para la imposición de más sanciones al Gobierno sirio de Bashar al-Assad.
Tras un fin de semana de diplomacia liderada por Estados Unidos que no logró avances, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea se reunieron en Luxemburgo para pedir el fin de los bombardeos en el este de Alepo, un sector controlado por los rebeldes sirios, donde están atrapadas 275,000 personas, y el envío de ayuda humanitaria a la ciudad.
"La presión (sobre Rusia) debe ser fuerte", dijo el ministro francés Jean-Marc Ayrault. "Mientras más unidad y decisión muestre la Unión Europea, más podremos avanzar en lo que es una obligación moral: detener la masacre de la población de Alepo", dijo a periodistas.
Pero el bloque está dividido sobre la estrategia respecto a Rusia, su mayor proveedor de energía, con diferencias sobre el grado de dureza de las críticas a Moscú y si hay suficiente consenso para sancionar a Rusia.
Reino Unido y Francia quieren congelar los activos de 20 sirios y prohibirles viajar por sospechas de que dirigen ataques contra civiles en Alepo, una sanción que se sumaría a otras ya activas por parte de la Unión Europea.
Los líderes europeos podrían debatir sobre las posibles nuevas sanciones a Rusia en una cumbre en Bruselas el jueves, pero los países de la Unión Europeas más cercanos a Rusia, como Grecia, Chipre y Hungría, manifestaron su oposición el lunes.
Austria y Alemania han mostrado cautela sobre las sanciones. El ministro alemán, Frank-Walter Steinmeier, rechazó añadir medidas de castigo a Rusia, aunque un diario alemán mencionó a fuentes diciendo que la canciller Angela Merkel estaba a favor de ellas.
Occidente impuso unas amplias sanciones económicas sobre Moscú por su anexión de Crimea en 2014 y por su apoyo a los rebeldes en Ucrania.