Madrid, 24 de octubre, 2016 (AP). España parecía acercarse el lunes al final de 10 meses de estancamiento político, con el inicio de la ronda de conversaciones del rey Felipe VI con líderes políticos. Se esperaba que el monarca encargase esta semana al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, la formación de un gobierno.
Rajoy prácticamente se ha asegurado un nuevo mandato después de que el opositor partido socialista (PSOE) aprobara el domingo en una votación interna que se abstendrá en una sesión de investidura en el Parlamento prevista para los próximos días, poniendo fin a su postura de rechazo al líder conservador.
Dos elecciones inconcluyentes desde el pasado diciembre han dejado a Rajoy al frente de un gobierno en funciones. Su Partido Popular fue la formación más votada en los dos comicios, pero no tiene la mayoría suficiente en el Parlamento y necesita apoyo externo para formar un Gobierno en minoría.
Felipe comenzó las reuniones el lunes y las terminará el martes cuando reciba a Rajoy. Después, seleccionará un candidato que debe enfrentar una sesión de investidura más adelante esa semana.
Es improbable que Rajoy obtenga la mayoría parlamentaria necesaria en la cámara de 350 escaños para ser investido en la primera votación, y tendrá que esperar a una segunda ronda en la que sólo necesitará una mayoría simple. Salvo grandes sorpresas, el líder del PP sería investido presidente durante el fin de semana.
En declaraciones el lunes, Rajoy celebró la decisión de los socialistas y dijo que "si hay voluntad política podemos tener en España un gran futuro por delante".
En este momento Rajoy tiene el apoyo de 170 parlamentarios, 137 de ellos de su propio partido.
Los socialistas, que tienen 84 diputados, votaron a favor de abstenerse en la segunda ronda de investidura para evitar más incertidumbre política y un resultado que podría haber sido devastador para la formación si se hubieran celebrado unas terceras elecciones. El PSOE, tradicionalmente uno de los dos principales partidos del país, sufrió los peores resultados de su historia en los comicios de diciembre de 2015, un récord negativo que volvió a batir en las elecciones del pasado junio.
La decisión de abstenerse ha abierto una agria división en el partido y algunos líderes regionales han amenazado con ignorar la decisión de la cúpula y votar contra Rajoy, lo que podría provocar una ruptura en el PSOE.