Notimex - La incertidumbre reina en el exilio cubano con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, luego de que el magnate prometiera, en su campaña, revertir acuerdos logrados por el gobierno de Barack Obama con Cuba.
La mayoría de las decisiones adoptadas por la administración Obama para el histórico acercamiento fueron realizadas mediante acciones ejecutivas y fácilmente Trump podría deshacerlas, pero algunas iniciativas comerciales son más difíciles y parecen no disgustar del todo al presidente electo.
De hecho Trump llegó a mencionar que la normalización de relaciones con Cuba estaba bien, pero que pensaba que con Obama no se había realizado un buen acuerdo y que él podría hacerlo mejor.
También en una reciente visita a Miami dijo que puede revertir los acuerdos logrados por su predecesor, a menos de que el régimen de Cuba cumpla con sus exigencias “y el acuerdo que se merece la gente que vive en Cuba y aquí, incluso que proteja libertades políticas y religiosas”.
“La intención de él va a ser más enfocada en lo económico, lo ve desde un punto de vista más comercial y quizá continúe con algún tipo de apertura con el gobierno de Cuba”, dijo a Notimex, Ramón Saúl Sánchez, líder del Movimiento Democracia.
“Lo que yo quisiera ver es que no se reviertan los vuelos a Cuba y que no se reduzca el contacto pueblo a pueblo que contribuye a que el cubano vea como se vive acá, que no se pierda que la tecnología entre a Cuba y que el ciudadano cubano pueda empoderarse”, señaló el activista con más de 50 años en el exilio.
Desde diciembre del 2014, el gobierno de Obama anunció un acercamiento hacia Cuba en un cambio drástico a más de 50 años de enemistad, el cual culminó con el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
Ese gobierno alivió las sanciones económicas hacia la isla y reanudó los vuelos comerciales y cruceros entre Miami y Cuba con fines culturales.
Como parte de ese acercamiento algunas empresas estadunidenses de telecomunicaciones han establecido acuerdos de "roaming" con la isla, y la hotelera Marriott se incorporó a una empresa conjunta para administrar algunos hoteles cubanos.
Esto además de que otras empresas estadunidenses se encuentran en diferentes etapas de acercamientos con la finalidad de cerrar acuerdos con Cuba.
Las iniciativas de Obama se crearon para alentar al sector privado emergente cubano y dar marcha atrás ahora esa política significaría que “les estamos dando la espalda”, afirmó a la prensa local el cubanoamericano Carlos Gutiérrez, exsecretario de Comercio de Estados Unidos durante el gobierno de George W. Bush.
Gutiérrez consideró como “una decisión complicada y nada fácil” desmantelar todas las iniciativas implementadas por el actual gobierno estadunidense hacia Cuba.
Pero es Trump, quien tendrá que tomar decisiones sobre todo el espectro de la relación con Cuba. Por ejemplo, deberá decidir si mantiene la embajada de Estados Unidos en Cuba o volver a convertirla en una sección de intereses.
El presidente Obama nominó a Jeffrey DeLaurentis jefe de misión en La Habana, pero todavía no ha sido confirmado por el Senado. Lo que pudiera cambiar.
En el tema migratorio si Trump decide alinear la política estadunidense hacia Cuba con su postura general anunciada, que implica repeler a olas de inmigrantes indocumentados, podrían sufrir las políticas de pies secos/pies mojados y la Ley de Ajuste Cubano.
La primera permite a quedarse a los cubanos en Estados Unidos, una vez que tocan suelo estadunidense y la segunda a solicitar la residencia permanente en el país después de un año.
Charlie Serrano, director de Antilles Strategy Group, de Chicago, no cree que un cambio político de Trump hacia la isla signifique todo el desmantelamiento de lo logrado por la administración Obama.
Serrano piensa que Trump lo verá más desde una óptica empresarial que política, y se interesará por implementar medidas que beneficien más a Estados Unidos. Cuba Trump