La Haya, Holanda, 14 de marzo, 2017 (AP). Los holandeses van a elecciones parlamentarias el miércoles en un proceso considerado un indicador de las tendencias políticas en Europa en momentos en que el populismo ultraderechista se ha hecho sentir en varios países.
El candidato ultraderechista y antiislámico Geert Wilders está ligeramente por detrás del primer ministro Mark Rutte en las encuestas. Las elecciones en Holanda podrían ser augurio de si ha llegado a su fin la marea de movimientos populistas como los que causaron la salida británica de la Unión Europea y llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
Además, las elecciones en Holanda ocurren poco antes de sufragios en Francia y Alemania, en que fuerzas de ultraderecha también parecen tener considerable apoyo.
Los últimos días de la campaña se han visto opacados por un enfrentamiento diplomático entre Turquía y Holanda, luego que Holanda le prohibió a ministros turcos hacer campaña en suelo holandés para un próximo referéndum. La disputa exhibió a Rutte como alguien dispuesto a defender con rigidez los intereses nacionales, una posición que goza de abundante apoyo en el país.
Rutte ha tenido que aplicar medidas de austeridad impopulares en los últimos cuatro años, pero la recuperación económica está cobrando ímpetu y el desempleo ha bajado rápidamente, por lo que el primer ministro ha implorado a los votantes mantener el rumbo.
Rutte ha pintado la campaña como una competencia binaria entre su partido VVD y el Partido de la Libertad encabezado de Wilders. Hay dos alternativas, según el punto de vista de Rutte: el caos o la continuidad.
El primer ministro asevera que las promesas de Wilders -- sacar a Holanda de la Unión Europea, prohibirle la entrada a todos los inmigrantes de países islámicos, cerrar todas las mezquitas y prohibir el Corán -- son una receta para el desastre. Wilders, en un debate reciente, dijo que sus posiciones "permitirán a los holandeses nuevamente ser dueños de su futuro".
Wilders además ha encontrado simpatizantes entre un sector de la población joven que dice no estar beneficiándose con la recuperación económica del país, de 17 millones de habitantes.