JERUSALÉN
(AP) -- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitará Israel en un
viaje de dos días que comienza el lunes. Como parte de su agenda se pronunciará
por un “acuerdo definitivo” de paz entre israelíes y palestinos, pero no ha
ofrecido indicaciones claras de cómo planea lograr lo que tantos de sus
predecesores en la Casa Blanca no pudieron.
Adicionalmente,
los ayudantes de Trump han estado minimizando las expectativas de avances
significativos en el proceso de paz como resultado de la visita del mandatario,
alegando que la presencia del presidente será algo más simbólico que
sustantivo.
Sin
embargo, Trump podría tener que hacer un poco de diplomacia delicada luego de
que se supo que reveló a altos funcionarios rusos, sin el permiso de Israel,
información de inteligencia altamente clasificada obtenida por Jerusalén sobre
el grupo Estado islámico.
Israel
también ha expresado su preocupación por una venta de armas por 110.000
millones de dólares a Arabia Saudí que Trump anunció el sábado en Riad. Yuval
Steinitz, un alto ministro de gabinete israelí y confidente del primer ministro
israelí Benjamin Netanyahu, calificó a Arabia Saudí como "un país
hostil" y dijo que el acuerdo era "definitivamente algo que debería
preocuparnos".
Trump le
encargó a su yerno Jared Kushner y a Jason Greenblatt, su abogado de negocios
de hace mucho tiempo, la tarea de trazar el rumbo hacia un proceso de paz. El
esfuerzo dirigido por la Casa Blanca representa un cambio brusco de dirección
respecto a la práctica de otros presidentes de Estados Unidos, que normalmente
daban esas riendas a los máximos representantes diplomáticos del país: sus
secretarios de Estado.
Kushner y
Greenblatt acompañan a Trump en su visita de dos días, que incluirá reuniones
separadas con Netanyahu y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás.
Trump también planea visitar el monumento al Holocausto Yad Vashem y el Muro de
los Lamentos, el sitio más sagrado del judaísmo.
El primer
viaje de Trump al extranjero como presidente se realiza mientras la dinámica
entre Estados Unidos y los países de la región se mueven en direcciones
inesperadas.
Aunque las
autoridades israelíes dieron la bienvenida a la elección de Trump, algunos
desconfían ahora de la línea que ha tomado frente a los asentamientos: instando
a la moderación, pero sin llegar a pedir un alto total de su construcción.
El gobierno
de Trump también se ha alejado de una promesa de campaña, de trasladar la
embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. Con ello ha
acabado por inclinarse por las mismas preocupaciones diplomáticas y de
seguridad que otros presidentes que han hecho promesas similares.
Algunos
palestinos, que vieron la victoria de Trump con cierto temor, han reaccionado
gratamente y sorprendidos por la apertura mostrada por Trump durante una
reciente reunión con Abás en Washington. AP