Hong Kong, 30 jun (EFE).- La historia de los últimos 20 años de Hong Kong llena las conversaciones de sentimientos encontrados entre quienes han sido testigos de los cambios vividos en esta región administrativa poblada por siete millones de personas.
"Entender Hong Kong es complejo", dice Eva McDonald sobre una urbe que es un oasis financiero dentro de lo que era una de las economías más protegidas del mundo y donde se disfruta de muchas libertades dentro de uno de los países más autoritarios del planeta.
Nacida en Hong Kong pero con padres estadounidenses expatriados entre Europa y Asia, McDonald vivió la transición hongkonesa con 25 años y trabajando para una productora de televisión instalada en el distrito financiero de Central.
"Mis padres siempre vieron a Hong Kong como un lugar fácil para hacer dinero, para vivir, con unas prestaciones que casi ningún país del continente podría ofrecerte, ese es el Hong Kong con el que pasé el final de mi adolescencia", explica.
En esto coincide Juan José Morales, un escritor y empresario español que puso por primera vez pie en Hong Kong en 1995 y no se ha ido desde entonces, y para quien la cesión llegó en un momento de máxima ebullición para Hong Kong. "Había riqueza, sofisticación, era una ciudad vibrante, moderna", rememora.
Sin embargo la versión del Hong Kong actual suena en ambas voces más distorsionada.
"Sigue siendo un buen lugar, es seguro, hay una estabilidad global, pero vamos perdiendo bienestar y riqueza social, los precios de las viviendas, la falta de espacio, los costes de las cosas siguen un ritmo más acelerado que nuestros salarios y nuestras oportunidades de empleo", argumenta la estadounidense.
Para Morales, la incertidumbre se instaló en Hong Kong en 1989 con la masacre de Tiananmen: "había ansiedad, muchos hongkoneses huyeron por miedo a represalias y a que la ciudad pudiera heredar el patrón de control chino", una sensación de inquietud que a su juicio nunca se ha ido de la ciudad.
"Hong Kong se compara mal con lo que fue", resume Morales.
Los británicos dejaron un sistema judicial y educativo, una administración pública y un estado de derecho "bueno, que sustancialmente permanece hoy en día", señala español con matices, al considerar que parte de ese engranaje han venido "erosionándose" en estas dos décadas, sobre todo en los últimos años.
"Estamos fuertemente amenazados por una élite política y económica que amenaza seriamente nuestro estado de derecho y a la que debemos poner freno de forma inmediata si no queremos convertirnos en otra China", afirma con contundencia Albert Ho, un veterano exparlamentario y conocido defensor de las libertades democráticas para Hong Kong.
Para Ho, es difícil separar la trayectoria de Hong Kong estos últimos años sin hacer reproches a China, quien acordó regir la ciudad bajo el principio "un país, dos sistemas", que le permite disfrutar a la excolonia británica de cierta independencia durante un periodo de 50 años, que expirará en 2047.
"Si no frenamos al gigante chino no podremos hablar de Hong Kong como una ciudad independientes en los últimos años", advierte.
Pero lo que el futuro depara a Hong Kong es entendido desde distintos prismas.
"Hong Kong ha sabido reinventarse a lo largo de estos años y seguirá haciéndolo, según Morales, tras recordar episodios como la crisis financiera que vivió Asia en 1997, -desde entonces su Producto Interior Bruto se ha multiplicado por 20-, o el brote del SARS (síndrome respiratorio agudo severo) que azotó Hong Kong en 2003 y dejó un reguero de 299 muertos en apenas dos semanas.
"Fueron momentos de pánico de los que salimos fortalecidos, creo que esa capacidad de levantarse ante las adversidades caracteriza a esta sociedad", proclama McDonald, si bien sigue utilizando la palabra "incertidumbre" para describir al Hong kong de los próximos años. EFE Junio 2017 10:55