
“El presidente (Donald Trump) no indicó ningún estatus final para Jersusalén. Fue muy claro en que el estatus final, que incluye las fronteras, sería negociado y decidido por las dos partes”, señaló el máximo representante diplomático de Washington.
Tillerson, que se encuentra en París para un encuentro con el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, dijo que era poco probable que la embajada estadounidense se traslade de Tel Aviv a Jerusalén este año y “probablemente tampoco” en el 2018.
Trump anunció esta semana que Estados Unidos reconocía a Jerusalén como la capital de Israel, modificando décadas de una política exterior estadounidense que había dejado decidir el estatus de la ciudad en las negociaciones entre israelíes y palestinos.
La medida desató una ira generalizada en el mundo árabe y musulmán, al tiempo que provocó críticas de las potencias europeas y del Vaticano, que presta mucha atención a los sitios cristianos en una ciudad que es considerada santa para las tres religiones monoteístas.
Los funcionarios israelíes han alabado la decisión de Trump y han destacado que, en su opinión, Jerusalén siempre ha sido la capital de Israel. Jerusalén