CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador celebró el lunes lo que describió como una relación que “ha sido cordial” con Estados Unidos al cumplirse los 100 primeros días de su mandato.
Cuando López Obrador tomó posesión el 1 de diciembre, muchos temían que el izquierdista tuviera algún tipo de enfrentamiento con el presidente conservador Donald Trump.
Sin embargo, ambos han mantenido las relaciones civilizadas sin los frecuentes insultos que alguna vez Trump utilizó contra México.
El gobierno mexicano ha cooperado discretamente con el estadounidense al permitir que solicitantes de asilo sean enviados de regreso a México mientras esperan una resolución en sus casos.
López Obrador dijo que ya “no se usa lenguaje acusatorio o ríspido, sino la diplomacia y la comunicación permanente”. Destacó que Estados Unidos se ha comprometido a invertir 2.500 millones de dólares en Centroamérica y 4.800 millones de dólares en México para ayudar a la creación de empleos.
El presidente mexicano fue autocomplaciente durante el discurso de sus primeros 100 días, incluso en relación con la economía. Muchos consideran que la política económica es su punto débil debido a que ha enfurecido a los inversionistas y empresarios luego de que decidió cancelar el proyecto del aeropuerto de 13.000 millones de dólares que ya estaba en construcción.
No obstante, López Obrador dijo: “Hay confianza entre los inversionistas nacionales y extranjeros”.
El mandatario se centró en lo que llamó como justicia social, que es llevar más igualdad, incluso hasta en las zonas turísticas.
“Buscaremos aminorar el contraste entre las zonas de hoteles de gran lujo y colonias marginadas”, dijo López Obrador. “Nosotros queremos la modernidad, pero forjado desde abajo y para todos”.
Quizás uno de los desafíos más grandes que López Obrador enfrenta es estar al nivel de las enormes expectativas que le valieron la victoria en las elecciones presidenciales.
Por ejemplo, el presidente fue tomado por sorpresa por una serie de huelgas en maquiladoras del norte del país, donde los empleados exigieron un aumento del 20% en sus sueldos y bonos.
López Obrador claramente quiere que el movimiento se calme. Algunas maquiladoras amenazaron con irse de la ciudad de Matamoros, limítrofe con Brownsville, Texas.
“La nueva política laboral de recuperación de la pérdida del poder de compra en los salarios no puede rendir frutos espectaculares de la noche a la mañana”, señaló. “Tiene que aplicarse en forma lenta, pero sostenida”.
Una encuesta realizada por el diario El Universal a 1.200 personas entre el 2 y el 7 de marzo reveló que el 79% de los entrevistados aprueban la gestión de López Obrador hasta el momento. El 11% la desaprobó y el 8% no se expresó ni a favor ni en contra. El margen de error era de 2,9 puntos porcentuales.
En comparación, el predecesor de López Obrador, Enrique Peña Nieto, dejó el cargo con un índice de aprobación históricamente bajo, que osciló entre el 20 y 24% en distintas encuestas.
El nuevo mandatario ha sido capaz de implementar grandes reformas políticas, particularmente en materia de seguridad, como el combate al robo de combustible de los oleoductos del gobierno y obtener la aprobación para la formación de la Guardia Nacional para combatir el crimen.
Sin embargo, la lucha de López Obrador en contra de la epidemia de homicidios que azota al país no ha arrojado buenos resultados.
En diciembre y enero, los dos primeros meses de su gobierno, los asesinatos aumentaron a 5.699, un incremento del 3,6% respecto a los dos meses previos y 10% más en comparación con los mismos dos meses del año anterior.
“Sólo se ha logrado contener la incidencia delictiva, pero no reducirla significativamente como lo deseamos”, comentó López Obrador. AP