LONDRES (Reuters) - El Parlamento británico, de 800 años de historia, tiene que tomar una decisión muy grande, con muy poco tiempo por delante.
Después de meses de incertidumbre, el destino del país podría decidirse la próxima semana en una serie de votaciones sobre el Brexit en las que los legisladores deberán elegir en el palacio neogótico de Westminster uno de los dos caminos a los que pueden optar.
A menos de un mes para que Reino Unido salga de la Unión Europea el 29 de marzo, el Parlamento enfrenta la tarea de tomar una decisión profundamente divisiva que ha destrozado las lealtades tradicionales en la izquierda y la derecha.
Después de casi dos años de negociaciones agotadoras por parte del gobierno liderado por la primera ministra Theresa May, el Parlamento rechazó rotundamente el acuerdo de salida que ella firmó con Bruselas. Por esto, legisladores de todo el espectro político buscan ahora por dictar lo que sucederá a continuación.
"Ahora hay una batalla en vivo entre el Gobierno y los miembros del Parlamento sobre quién tiene el control" del proceso del Brexit, dijo Pete Wishart, un parlamentario del Partido Nacional Escocés.
Se espera que May vuelva a intentar la aprobación de su acuerdo del Brexit el 12 de marzo, aunque mucho dependerá de si puede obtener garantías adicionales de Bruselas sobre el espinoso asunto de la frontera de Irlanda del Norte.
Si fracasa en esa votación, May le preguntará un día después a los parlamentarios si desean abandonar la Unión Europea sin ningún tipo de acuerdo de salida, un divorcio potencialmente perjudicial para la quinta economía más grande del mundo.
Si el Parlamento también rechaza esto, los legisladores decidirán el 14 de marzo si quieren intentar retrasar el Brexit, lo que podría abrir la puerta a una renegociación general con la UE o incluso a un segundo referéndum.
Si el proceso llega a una tercera votación, Reino Unido podría estar muy cerca de dar su primer paso para revertir el Brexit.
"Esta es la primera vez que el público decide en un referéndum algo que no era lo que apoyaba la mayoría de los miembros del Parlamento... ese es el desafío que tenemos", dijo Mark Harper, un legislador conservador y exministro británico.
La decisión tomada en 2016 de abandonar la UE fracturó a Reino Unido, dividiendo familias, comunidades, pueblos y ciudades. En el Parlamento, donde muchos aún no aceptan el estrecho resultado del referéndum, no hay un consenso claro sobre el camino a seguir.
En la Cámara de los Comunes de 650 escaños, May tiene una pequeña mayoría, lo que significa que solo puede gobernar y aprobar leyes con el apoyo de 10 aliados del Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte.
Pero el DUP y una facción euroescéptica dentro del Partido Conservador de May no apoyan su actual acuerdo del Brexit y se unieron a legisladores de la oposición el 15 de enero para rechazar el pacto e infligir a un primer ministro la mayor derrota parlamentaria en la historia moderna.
Desde entonces, May ha ganado tiempo prometiendo informar sobre el progreso de las negociaciones con la UE cada 15 días, mientras los legisladores de todo el Parlamento conciben planes para poner fin al punto muerto.
Algunos dicen que un segundo referéndum es ahora la única salida, aunque los críticos argumentan que el llamado voto popular destruiría la fe en la democracia, dado que el país ya acudió a las urnas en 2016 para dar su opinión sobre el tema.
Independientemente del resultado final, el sistema de Westminster se ha visto profundamente impactado en el proceso Brexit.
El llamado voto significativo sobre el acuerdo del Brexit pactado por May en enero solo tuvo peso legal porque los legisladores lo exigieron. Y, lo que es crucial, las votaciones de la próxima semana solo se realizarán porque el equipo de May sabía que si no las ofrecían, los ministros estaban dispuestos a renunciar.
"En mis 18 años aquí esta es probablemente una de las batallas más fascinantes que he presenciado", dijo el legislador escocés Wishart. "Parece que la Casa de los Comunes está ganando en este momento". Brexit