EL PASO, Texas, EE.UU. (AP) — Con el objetivo de desempeñar el papel tradicional de sanador durante una tragedia nacional, el presidente Donald Trump visitó el miércoles dos ciudades que viven las secuelas de tiroteos que dejaron 31 muertos y decenas de heridos. Pero sus palabras divisivas lo preceden, y fue recibido con grandes manifestaciones.
El presidente y la primera dama Melania Trump viajaron a El Paso, Texas, por la tarde luego de visitar un hospital de Dayton, Ohio, donde muchas de las víctimas del ataque del domingo eran atendidas.
El mandatario estuvo fuera de la vista de los reporteros que viajaron con él, pero la secretaria de prensa de la Casa Blanca Stephanie Grisham señaló que la pareja presidencial se reunió con personal del hospital y socorristas, además de pasar tiempo con los sobrevivientes que resultaron heridos y sus familias.
Trump les comentó que estaba “con ellos”, de acuerdo con Grisham. “Todos lo recibieron cordialmente. Todos estaban muy, muy emocionados de verlo”.
Pero fuera del Hospital Miami Valley, por lo menos 200 manifestantes se congregaron, culpando a la retórica incendiaria de Trump de aumentar las tensiones políticas y raciales del país, y para exigir medidas para el control de armas. Algunos señalaron que Trump no era bienvenido en su ciudad. También había algunos de sus simpatizantes.
Las emociones siguen a flor de piel luego del tiroteo del domingo en la madrugada que provocó la muerte de 10 personas, incluido el agresor, en el popular distrito de Oregon de la ciudad. Los críticos aseveraron que las propias palabras de Trump han contribuido a alimentar un ambiente que ha generado violencia en ciudades como El Paso, donde otro agresor mató a 22 personas el fin de semana.
Y la hostilidad continuó el miércoles. Trump pasó parte del viaje entre Ohio y Texas publicando sus quejas en Twitter, criticando a los legisladores demócratas, a un posible contendiente en las elecciones presidenciales de 2020 y a los medios de comunicación. Fue algo notable para los televidentes que veían una pantalla dividida con imágenes de la Casa Blanca de apretones de manos y fotografías, yuxtapuestas con los duros tuits.
Trump y la Casa Blanca han refutado enérgicamente la idea de que parte de la responsabilidad por las divisiones del país recae sobre el mandatario. Y Trump siguió rechazándola mientras se disponía a viajar el miércoles.
“Mis críticos son políticos”, comentó el presidente. Señalando las aparentes tendencias políticas del perpetrador de la masacre en Dayton. También defendió su retórica sobre cuestiones como inmigración, afirmando que en lugar de dividir, “une a la gente”.
Aproximadamente 85% de los adultos estadounidenses creen que el tono y naturaleza del debate político se ha vuelto más negativo, y la mayoría señala que Trump ha empeorado las cosas, de acuerdo con una encuesta reciente del Pew Research Center. Y más de tres cuartos, un 78%, dijeron que los funcionarios electos que utilizan un lenguaje agresivo para hablar sobre algunas personas o grupos hacen que aumenten las posibilidades de actos violentos contra esa gente.
En Dayton, la molestia y dolor se hicieron patentes mientras los manifestantes gritaban consignas como: “¡Prohíban esas armas!” o “¡Hagan algo!” durante la visita de Trump.
Sosteniendo un letrero que contenía la frase “No eres bienvenido aquí”, Lynnell Graham dijo que considera que la respuesta de los tiroteos ha sido poco sincera.
“A mí eso me parece falso”, aseveró.
Sin embargo en El Paso, donde hubo más protestas, Raul Melendez, cuyo suegro, David Johnson, falleció en el tiroteo del sábado, dijo que lo más apropiado que Trump podría hacer era reunirse con los familiares de las víctimas.
“Muestra que en verdad le importa, si habla con familias individuales”, dijo Melendez, quien acredito a Johnson la supervivencia de su hija de 9 años, a la que empujó bajo un mostrador durante el ataque. Melendez, veterano del Ejército e hijo de inmigrantes mexicanos, dijo que el único responsable es el atacante.
“Esa persona tenía la intención de lastimar personas, ya lo había hecho”, manifestó. “No hay palabras que hubieran provocado eso”. AP
El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump llegan al Aeropuerto Internacional de El Paso, Texas, el miércoles 7 de agosto de 2019, para reunirse con las personas afectadas por una masacre ocurrida el fin de semana. (AP Foto/Evan Vucci)
Manifestantes se reúnen para protestar contra la visita del presidente Donald Trump, afuera del Hospital Miami Valley, de Dayton, Ohio, el miércoles 7 de agosto de 2019. (AP Foto/John Minchillo)