San Francisco/Nueva York, 20 feb (EFE).- La candidatura del político demócrata Pete Buttigieg a las elecciones presidenciales en Estados Unidos ha desatado el entusiasmo de parte de la comunidad LGTBI, que ve su carrera como una señal de que el país "ha avanzado", pero también deja indiferentes a otro sector, el más progresista, que lo considera conservador y parte del "poder establecido".
En San Francisco, epicentro del movimiento por los derechos LGTBI en los 60 y 70, Gwenn Craig, histórica activista por los derechos de esta comunidad en el área de la Bahía de San Francisco, explica en una entrevista con Efe lo que para ella supone la candidatura de Buttigieg, que ha quedado a la cabeza en la primera cita electoral de las primarias demócratas en Iowa, y segundo en New Hampshire, a escaso margen del senador Bernie Sanders.
"Miro atrás, a los tiempos de Harvey Milk (histórico político gay), para cuya campaña trabajé, y entonces elegir a alguien abiertamente gay era algo de una enorme dificultad", dijo Craig, amiga personal de Milk, que fue la primera persona abiertamente homosexual elegida para un cargo político en la historia de California.
"Lo que realmente me ha sorprendido es que muy poca gente esté hablando del hecho de que Buttigieg es gay. No es algo sobre lo que la gente haya estado hablando al referirse a su campaña, no es visto como algo especial o diferente", apuntó.
Craig, de hecho, apoya activamente la campaña de una de la rivales de Buttigieg, Elizabeth Warren, al considerar que la senadora por Massachusetts tiene unos ideales progresistas que encajan mejor con su ideología y que, además, "ha demostrado cómo lograr ponerlos en práctica".
"Puedo imaginar un tiempo en el que los derechos civiles de la comunidad LGTBI no estaban tan asegurados y en el que esta se hubiese volcado más con Buttigieg", explicó a Efe Dana Van Gorder, quien fundó el Centro Comunitario LGBT de San Francisco y tiene una dilatada carrera trabajando en la prevención del sida.
"Afortunadamente, ahora vivimos una era en que la gente siente que se puede permitir el lujo de apoyar a otros candidatos que no sean LGTBI, pero que saben que defenderán sus derechos con el mismo vigor que Buttigieg, y eso es algo positivo", añadió.
Según Van Gorder, dentro de la comunidad LGTBI, Buttigieg goza de mayor popularidad entre los blancos de clase alta y media alta, mientras que las minorías y los sectores más progresistas parecen darle la espalda, lo que constituye un reflejo exacto de su relación con el electorado general, sin considerar la orientación sexual.
La periodista y activista Ann Northrop, una de las coordinadoras de la marcha alternativa del Orgullo Gay en Nueva York, donde se espoleó el movimiento LGTBI a finales de los años 60 y principios de los 70, aseguró a Efe que tiene "sentimientos encontrados" sobre Buttigieg.
"Es increíble y sorprendente tener a una persona abiertamente gay, casada con un hombre y que emerge como un serio candidato a presidente en Estados Unidos; y es incluso más increíble que esta persona esté logrando este gran apoyo, a pesar de que es joven (38) y alcalde de una ciudad pequeña del Medio Oeste del país", dice Northrop.
Sin embargo, la activista apunta que si bien hay parte de la comunidad LGTBI "muy entusiasta" sobre el "alcalde Pete" y que este ha logrado recaudar una gran cantidad de fondos de esta comunidad, "otras personas LGTBI lo ven demasiado como poder establecido y conservador".
"Muchos de nosotros votamos por otros aspirantes en el proceso de elegir un candidato del Partido Demócrata para que concurra contra (el presidente) Donald Trump" en noviembre. Algunos piensas que Buttigieg es tan blanco y moderado que no hay nada que celebrar en su candidatura ni en su éxito", comenta Northrop.
Por otra parte, Stacy Lentz, activista y una de las dueñas del mítico local neoyorquino Stonewall Inn, donde se espoleó el movimiento gay tras una redada policial en 1969, insiste en que la candidatura de Buttigieg es "histórica e increíble". Sin embargo, prefiere no hacer más comentarios sobre la candidatura del político de Indiana, que está casado con Chasten Glezman, alegando el "dividido clima político" en el país y para evitar que sus comentarios puedan "sacarse de contexto".
El exvicepresidente Joe Biden, otro de los candidatos a las primarias, visitó este histórico local gay de Manhattan coincidiendo con las celebraciones del Orgullo Gay en 2019.
Consultados también por Efe, varios activistas de izquierdas mostraron su ilusión por que concurra un candidato gay, pero también su rechazo a su política, sobre todo a su insistencia "en su pasado militar".
"No soy una fan de él, creo que es muy de centro, no soy fan de cómo usa su pasado militar", asegura Becca Driscol, una joven de 24 años que trabaja en Nueva York en la cadena de supermercados Trader Joe's.
Para ella "es increíble" y un "gran paso adelante" que un "hombre gay se presente a presidente", sin embargo, subraya que no le representa.
"Pienso que representa la parte bonita de la vida gay, la parte que ha sido aceptada por la cultura dominante. Pero creo que la comunidad gay real tiene otros muchos aspectos que no han sido contados públicamente", dice Clive Zheng, un artista de 28 años, que asegura abiertamente que su candidato es el socialista Bernie Sanders, que lidera los primeros compases de las primarias.
Noah Smith, un joven de 24 años en paro, también destaca como algo positivo la inclinación sexual del exalcalde de South Bend (indicana). No obstante, como sus compañero, critica varios aspectos del joven político.
"Reconozco que es un signo de cambio, de progreso en la historia, que sea capaz de presentarse (a las elecciones) y que ser gay no sea completamente descalificador. Pero, ciertamente, esto no es suficiente para que alguien se convierta en un líder o un buen político, concluye Smith. EFE USA