WASHINGTON (Reuters) - Las redes sociales y otras tecnologías están haciendo cada vez más difícil combatir a los militantes que están utilizando ese tipo de recursos para compartir información y realizar operaciones, dijo el viernes el jefe de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
El director de la CIA John Brennan, en un discurso en Nueva York, dijo que ese tipo de comunicaciones resaltaban la dificultad de lidiar con amenazas difusas y ataques en todo el mundo por parte de grupos como Estado Islámico, entre otros.
"Las nuevas tecnologías pueden ayudar a grupos como Estado Islámico a coordinar operaciones, atraer nuevos reclutas, difundir propaganda e inspirar a simpatizantes a través del mundo para que actúen en su nombre", dijo Brennan.
"La amenaza total del terrorismo está enormemente amplificada por el mundo interconectado de la actualidad, donde un incidente en un rincón del mundo puede desatar una reacción instantánea a miles de millas de distancia; y donde un extremista solitario puede ingresar online y aprender cómo realizar un ataque sin siquiera dejar su casa", agregó.
En declaraciones en el Consejo de Relaciones Exteriores, Brennan citó una reciente ola de ataques, que incluyeron un tiroteo contra el diario satírico francés Charlie Hebdo, además de en un café en Copenhague, Dinamarca, y en una escuela paquistaní.
"Estos ataques subrayan una tendencia inquietante que hemos estado monitorizando desde hace algún tiempo: el surgimiento de una amenaza terrorista que está cada vez más descentralizada, difícil de rastrear y difícil de desbaratar", sostuvo.
Las preocupaciones de seguridad sobre el año pasado ponen énfasis en un mundo cada vez más volátil con más estallidos de inestabilidad desde la caída de la Unión Soviética, agregó.
Y mientras agencias como la CIA han trabajado para fortalecer su capacidad para combatir amenazas cibernéticas, aquellos propensos a cometer actos terroristas también han mejorado su uso de las tecnologías, dijo Brennan.
El funcionario dijo que los gobiernos tendrían que trabajar con la industria privada y otros socios para identificar y perseguir a los extremistas, apuntando al conflicto actual en Siria e Irak y al desafío de combatientes extranjeros involucrados en el conflicto allí como una máxima prioridad.
Allí, dijo Brennan, "al menos 20.000 combatientes de más de 90 países han salido a luchar, y varios miles de ellos son de países de occidente, incluyendo a Estados Unidos".