Madrid, 19 de julio, 2016 (Reuters). El presidente en funciones del Gobierno español, Mariano Rajoy, se acercó potencialmente el martes hacia la formación de un nuevo Ejecutivo tras alcanzar un acuerdo con su socio más probable, el partido liberal emergente Ciudadanos, para que una de sus ministras lidere el Congreso de los Diputados.
El centroderechista Partido Popular (PP) de Rajoy perdió su mayoría absoluta en las elecciones generales de diciembre, dejando a España en un compás de espera que quedó sin resolver en los comicios repetidos de junio y que generó advertencias sobre las repercusiones de esta situación sobre la economía.
En la primera sesión parlamentaria tras el juramento el martes de los diputados recién elegidos, la ministra de Fomento, Ana Pastor, ganó la votación para ser presidenta de la Cámara baja con el apoyo del PP y Ciudadanos.
Su elección al frente de la Mesa del Congreso, el órgano ejecutivo de nueve integrantes que dirige la Cámara baja, significó una pequeña victoria para el PP. No obstante, a pesar del apoyo de Ciudadanos, Rajoy dijo que no hay avances aún con esta formación centrista ni con su archirrival histórico, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), para formar gobierno.
"Al único acuerdo que hemos llegado es a constituir la mesa de la Cámara, sobre eso sí ha habido un acuerdo. A partir de ahí, sólo conocemos las posiciones de dos fuerzas políticas, las dos con las que por número de diputados podemos entendernos", comentó Rajoy. "Es evidente de que si ninguna de esas dos cambia, no es posible la investidura".
Ciudadanos anunció que se abstendrá en una votación de investidura de un nuevo gobierno liderado por el PP. El PSOE se ha negado a prestar su apoyo para permitir que esto ocurra, a pesar de no tener los escaños suficientes para unir fuerzas con otras formaciones de izquierdas como Podemos.
Si Rajoy logra el apoyo necesario con otros partidos más pequeños para formar una proposición realista de gobierno, se someterá a una votación de investidura.
El sistema español exige que el candidato a presidir el Gobierno sea apoyado por al menos 176 de los 350 diputados del Congreso, aunque en una segunda vuelta sería suficiente con una mayoría simple o, lo que es lo mismo, conseguir un voto más a favor que en contra.