KAWAGOE, Japón (AP) — El presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro japonés compartieron el domingo un almuerzo informal y un juego de golf, al inicio de una gira por Asia en que Trump tendrá que negociar delicados temas con los gobiernos locales.
El primer ministro Shinzo Abe recibió efusivamente a Trump pero quedó claro que en los próximos días habrá importantes intercambios diplomáticos. Los dos líderes, que han forjado una amistad tan improbable como evidente, compartieron un almuerzo casual y jugaron al golf en el Kasumigaseki Country Club, acompañados con el golfista profesional Hideki Matsuyama.
El ambiente informal sirvió como preludio para las conversaciones formales, una conferencia de prensa y una cena de estado que tendrá lugar en Tokio el lunes. Abe desea exhibir un frente unido con Trump ante las amenazas de Norcorea, y desea recibir garantías de Estados Unidos de que cumplirá con los tratados firmados y defenderá a Japón en caso de un ataque.
Abe habló con reporteros después del juego de golf y dijo que tuvo la oportunidad de hablar abiertamente con Trump en una atmósfera relajada.
“Pudimos sostener una discusión a profundidad, en ocasiones sobre temas difíciles”, dijo el mandatario japonés.
Poco después Trump declaró que él y Abe “somos amigos y nuestros países son amigos”. Aseguró que “creo que Estados Unidos nunca ha estado tan cerca de Japón como lo está ahora”.
El mandatario informó que los dos líderes hablaron de una variedad de temas “incluyendo Norcorea y comercio y otras cosas”.
Analistas coincidieron en que el viaje será importante para la región.
“Desde el punto de vista del gobierno de Abe, la química personal entre los dos líderes es vista como algo positivo”, dijo Mireya Sollis, directora de asuntos japoneses del Centro Brookings para Estudios de Asia. Añadió que para los japoneses, “ello ya está rindiendo frutos”, como por ejemplo el hecho de que Trump accedió a reunirse con familias de ciudadanos japoneses secuestrados por Norcorea, un tema de gran sensibilidad para Tokio.
Desde que Arabia Saudí ofreció una fastuosa bienvenida a Trump en su primera visita internacional, otros líderes han tratado de impresionar al líder norteamericano quien ha demostrado ser susceptible a los halagos.
Abe desde hace tiempo ha estado ansioso por forjar una buena relación Trump. Fue uno de los primeros en llamarlo para felicitarlo tras las elecciones, y pocos días después fue a Nueva York para reunirse con él y regalarle un lujoso palo de golf. Los dos líderes además se han reunido en una cumbre internacional en Italia y, según fuentes de la Casa Blanca, Abe es el segundo líder mundial con quien Trump ha hablado más por teléfono aparte de la primera ministra británica Theresa May.
La buena relación quedó en evidencia el domingo cuando Trump y Abe tuitearon mensajes expresando generosos elogios mutuos. Según Trump, Abe y Matsuyama son “gente maravillosa” y Abe expresó su placer por “jugar al golfo con un amigo extraordinario”.
Desde que Trump llegó al campo de golf del Kasumigaseki Country Club, Abe mostró pequeños gestos de afecto hacia Trump. Le regaló una gorra reminiscente del eslogan de campaña del líder estadounidense, con la frase “Donald and Shinzo: Make Alliance Even Greater” (“Donald y Shinzo: Hagamos aun más grande nuestra alianza”). Y en vez de servirle la carne Kobe típica de la región, le sirvió la versión americana que Trump prefiere.
Cuando Trump recibió a Abe en Palm Beach hace unos meses, jugaron en uno de los campos de golf que tiene Trump en Florida. En ese entonces, Trump invitó al golfista profesional Ernie Els, por lo que Abe reciprocó trayendo a Matsuyama, a quien Trump, en el avión rumbo a Asia, calificó como “probablemente el mejor jugador de golf en la historia de Japón”.
Abe condujo el carrito de golf mientras Trump estaba sentado en el lado del pasajero, saludando a la gente a su alrededor mientras se trasladaban de un hoyo a otro.
Será para Trump un viaje agotador y significativo a Asia en el que exhortará a gobiernos tanto aliados como rivales sobre la necesidad de contrarrestar los peligros que plantea la amenaza nuclear de Corea del Norte.
Trump tocó tierra en la Base Aérea Yokota en las afueras de Tokio, donde fue ovacionado por los efectivos estadounidenses. El mandatario se puso una chaqueta de bombardero antes de pronunciar un discurso en el que exaltó el poderío militar de Estados Unidos y la alianza con Japón.
“Japón es un socio preciado y aliado crucial de Estados Unidos y hoy le damos las gracias por darnos la bienvenida y por décadas de maravillosa amistad entre nuestras dos naciones”, afirmó delante de una bandera estadounidense dentro de un hangar.
“A nombre de Estados Unidos de América, transmito los mejores deseos del pueblo estadounidense a los ciudadanos de este notable país”, agregó.
Abe luego envió un mensaje en Twitter afirmando que le da la bienvenida a Trump “desde el fondo de mi corazón”.
Colocó una foto de los dos en el club Kasumigaseki en las afueras de Tokio y escribió: “Estamos teniendo un almuerzo de trabajo con hamburguesas”.
Es previsible que Trump exhorte a sus aliados y rivales a que intensifiquen sus acciones para contrarrestar los peligros que representa la amenaza nuclear de Corea del Norte. Antes de que aterrizara, el mandatario aprovechó los primeros momentos de su gira para criticar a Corea del Norte y describirla como “un gran problema” que hay que “resolver”.
“Han sido 25 años de absoluta debilidad, así que estamos adoptando una postura muy diferente para enfrentar al régimen insolente de Pyongyang”, señaló el mandatario a la prensa a bordo del avión presidencial.
Algunos analistas regionales conjeturan que debido a la presencia de Trump en Asia, Corea del Norte podría efectuar una acción provocadora, como el disparo de prueba de un misil. Cuando los reporteros preguntaron a Trump sobre esa posibilidad, respondió “pronto lo sabremos”.
El viaje de 12 días por cinco países, el itinerario más largo del Lejano Oriente para un presidente en una generación, ocurre en un momento precario para Trump en su propio país. Hace unos días, su exjefe de campaña fue acusado y otro asesor se declaró culpable como parte de una investigación sobre la posible colusión entre su equipo de campaña de 2016 y las autoridades rusas.
El viaje representa una prueba internacional crucial para un presidente que busca tranquilizar a los aliados asiáticos preocupados por el hecho de que su agenda política de “Estados Unidos primero” podría ceder el poder en la región a China.
Se han quedado perplejos también por la retórica belicosa de Trump hacia el líder norcoreano Kim Jong Un. El creciente arsenal de misiles de Corea del Norte amenaza a las capitales que visitará Trump.
“El viaje llega, diría yo, en un momento muy inoportuno para el presidente. Sufre las debilidades internas que todos conocemos y que crecen hora por hora”, opinó Jonathan Pollack, un miembro sénior de la Brookings Institution, un centro de investigación en Washington. “La conjunción de esos temas lleva a la sensación palpable de malestar sobre la crisis potencial en Corea del Norte”.
En la víspera Trump hizo una parada en Hawai. Llegó el viernes a la Base Conjunta Pearl Harbor-Hickam tras un largo vuelo desde Washington. Además de Japón visitará Corea del Sur, China, Vietnam y las Filipinas.
Trump y la primera dama Melania Trump hicieron una visita solemne el viernes a Pearl Harbor y su monumento al buque USS Arizona, un lugar sobre el que había leído, hablado y estudiado, dijo, pero que no había visitado hasta justo antes de su primer viaje oficial a Asia.
Pearl Harbor sufrió un sorpresivo ataque de Japón por el que Estados Unidos entró a la Segunda Guerra Mundial, y en el que murieron cientos de efectivos. Tras la colocación de la corona de flores, los Trump lanzaron pétalos blancos a las aguas sobre el casco hundido del buque de guerra. Trump