RIAD (Reuters) - Autoridades saudíes ampliaron el lunes una campaña de arrestos a miembros de la familia real, ministros y hombres de negocios, tras la detención de un importante empresario en la mayor purga anticorrupción entre la élite del reino en su historia moderna.
El arresto de Nasser bin Aqeel al-Tayyar siguió a la detención de decenas de importantes sauditas, incluido el multimillonario inversionista príncipe Alwaleed bin Talal, en una campaña que el fiscal general describió como una “primera fase”.
Los arrestos son los más recientes de una serie de drásticas medidas del príncipe heredero al trono, Mohammed bin Salman, para reafirmar la influencia saudí a nivel internacional y su poder en casa.
La campaña es la más reciente de una serie de medidas del príncipe Mohammed bin Salman, de 32 años, desde que su padre, el rey Salman, ascendió al trono en 2015, que incluyen una guerra en Yemen, la intensificación del enfrentamiento de Riad con Irán y una reforma económica para reducir su dependencia del petróleo.
Tanto aliados como adversarios están sorprendidos de que un reino obsesionado con la estabilidad haya adquirido tanto gusto por medidas que algunos podrían considerar impulsivas.
“El reino se encuentra en una encrucijada: su economía se ha estancado por los bajos precios del petróleo, la guerra en Yemen es un atolladero, el bloqueo de Qatar es un fracaso, la influencia iraní en Líbano, Siria e Irak está desatada, y la sucesión es una interrogante”, escribió el exoficial de la CIA Bruce Riedel.
“Es el período más volátil en la historia de Arabia en más de medio siglo”.
La purga no ha generado oposición pública las calles ni en redes sociales. Muchos saudíes aplaudieron los arrestos, los más recientes de una serie de medidas para reafirmar la autoridad del príncipe.
Sin embargo, en el extranjero los críticos perciben la purga como una muestra más de intolerancia de un líder hambriento por el poder que intenta detener a opositores que bloquean sus reformas económicas o que tratan de revertir la expansión de su peso político.
El fiscal general saudí, Saud al-Mojeb, dijo que “lo de ayer no representa el comienzo, sino la conclusión de la Fase Uno de nuestra purga anticorrupción” y que la investigación se realizó en forma discreta “para preservar la integridad de los procedimientos legales y asegurar que nadie huyera de la justicia”.
Los investigadores recolectaron evidencias por tres años y “seguirán identificando a culpables, emitiendo órdenes de arresto, imponiendo prohibiciones de viaje y llevando a los perpetradores a la justicia”, comentó el miembro del comité anticorrupción Khalid bin Abdulmohsen Al-Mehaisen.