Naciones Unidas, 2 mar (EFE).- El enviado de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, comunicó este lunes su renuncia al secretario general de la organización, António Guterres, tras más de dos años tratando de mediar entre las partes del conflicto.
Según el portavoz Stéphane Dujarric, Guterres y Salamé harán que la transición sea adecuada y que el trabajo de Naciones Unidas sirva para tratar de poner fin al conflicto libio.
El diplomático libanés dio a conocer su decisión a través de Twitter, con un mensaje en árabe en el que aseguró que su salud no le permite continuar con el nivel de esfuerzo que requiere esta tarea.
Ese mensaje fue la primera noticia que tuvo la ONU sobre la dimisión de Salamé, según reconoció Dujarric en su conferencia de prensa diaria.
Poco después, explicó, Guterres recibió un correo electrónico del diplomático comunicándole su renuncia y exponiendo sus motivos.
La salida de Salamé se produce en un momento especialmente delicado, cuando el enviado de la ONU estaba mediando en Ginebra en nuevas negociaciones entre los dos principales bandos del conflicto.
La pasada semana, al término de una ronda de estos contactos políticos, el representante de la ONU advirtió de que el proceso estaba en peligro por el recrudecimiento de los ataques por parte de las fuerzas del mariscal Jalifa Hafter.
"Hemos sido testigos de graves violaciones a la tregua, de hecho podría decirse que ésta se ha roto, después de que muchas zonas fueran bombardeadas", señaló Salamé el pasado sábado.
"Ninguna de las tres vías de negociaciones (política, militar y financiera) puede avanzar positivamente mientras continúan actuando los cañones, por lo que pedimos que se respete la tregua del 12 de enero", añadió el mediador de Naciones Unidas ante los periodistas.
Las fuerzas de Hafter, que controlan buena parte de Libia y asedian el Gobierno apoyado por la ONU en Trípoli desde abril de 2019, bombardearon en los últimos días la base aérea de Maitiga, único aeropuerto civil en funcionamiento en la capital libia.
La última ronda de contactos en Ginebra se celebró con relativa normalidad, aunque algunos de los delegados de ambas partes abandonaron la mesa de diálogo a última hora, algo de lo que Salamé culpó principalmente al bando de Hafter.
Pese a ello, el diplomático había dicho que esperaba que las negociaciones políticas pudiesen continuar en marzo.
En cumplimiento de los acuerdos alcanzados en la conferencia internacional para Libia, celebrada en Berlín el 19 de enero, y de la posterior resolución 2510 del Consejo de Seguridad de la ONU, las dos partes en conflicto están celebrando conversaciones militares y políticas en Ginebra y financieras en El Cairo.
La actual guerra civil en Libia estalló en 2015 y se recrudeció en abril del pasado año, fecha desde la que han muerto más de 1.500 personas, cerca de 15.000 han resultado heridas y más de 130.000 se han visto obligadas a abandonar su hogar y a convertirse en desplazados internos.
El mariscal Hafter, que controla la mayor parte de las reservas petroleras, cuenta con el respaldo económico y militar de Rusia, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, y el político de Francia y de Estados Unidos.
El Gobierno sostenido por la ONU apenas domina la capital y recibe el apoyo económico y militar de Italia, Catar y Turquía, además del reconocimiento político de la Unión Europea. Mundo