WASHINGTON (Reuters) - Si Rusia y Ucrania entran en guerra abiertamente, Estados Unidos y sus aliados se enfrentarán a varias decisiones difíciles sobre cómo apoyar un estado amigo al que no tienen intención de hacer miembro completo de la OTAN.
En lo que parecía ser una dramática escalada, el viernes Ucrania dijo que había destruido gran parte de una columna de vehículos blindados que habían entrado en su territorio desde Rusia.
Moscú desestimó el asunto como "invenciones". La OTAN confirmó lo que describió como una "incursión". Ucrania no especificó si los vehículos eran tripulados por tropas rusas o rebeldes separatistas, y no estaba claro de inmediato si Rusia respondería.
Si Moscú tomase tal acción contra un miembro de la OTAN, inevitablemente desencadenaría el Capítulo 5 de la cláusula de defensa mutua de la alianza, lo provocaría una guerra.
Ucrania, sin embargo, no es miembro y las autoridades occidentales dicen que es poco probable que se convierta en uno a corto plazo.
Washington y otros han pasado gran parte de los últimos cinco meses castigando al gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, y describiendo sus acciones en Ucrania como inaceptables. Acusan a Moscú de armar a los rebeldes, una acusación que el Kremlin niega.
La realidad, sin embargo, es que los líderes estadounidenses y europeos quieren evitar una confrontación contra una superpotencia potencialmente nuclear.
La acción militar directa por parte de los Estados de la OTAN sigue estando totalmente fuera de la mesa, según las autoridades.
"Occidente ya está empujando en los límites de lo que cree que puede hacer sin terminar en un grave enfrentamiento con Rusia", dijo Samuel Charap, un ex funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, ahora el investigador principal en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
"Podría haber más sanciones, podría haber más apoyo a los ucranianos, pero aparte de eso no creo que EEUU haga mucho más".