- Con la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores en Bonn se espera ganar impulso. Alemania persigue una agenda ambiciosa y Angela Merkel está bajo presión frente a las próximas elecciones.
La incertidumbre y más disturbios se están extendiendo por todo el mundo. No sólo desde que Donald Trump asumió el cargo como presidente de los Estados Unidos, pero desde entonces hay muchos temas que están siendo fuertemente cuestionados.
Es positivo contar con foros en los que los países y sus líderes puedan intercambiar de manera informal entre sí - solo que aquí que no se toman decisiones vinculantes. El G20 es uno de esos encuentros. Desde el 1 de diciembre, Alemania asumió la presidencia temporal y organiza este foro mediante una serie de conferencias ministeriales rumbo a la cumbre de julio próximo en Hamburgo. Con la reunión de cancilleres del G20 este jueves y viernes en Bonn, ese camino se hará sentir.
Alemania ha puesto sobre la mesa un amplio paquete de temas. Además de tratar los temas clásicos de libre comercio, regulación financiera y protección del clima, también hablarán sobre la lucha contra epidemias mundiales y la protección de la salud en general. Los principales temas de terrorismo, migración y refugiados también están en la agenda - y relacionada así a una mayor ayuda para África. Berlín quiere convencer al G20 para luchar con firmeza localmente contra las razones por la que miles de personas huyen de sus países.
El tema principal
Sin embargo, Claudia Schmucker, de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP, por sus siglas en alemán) los principales temas de la agenda no son claros. Esta vez, el G20 serviría primero para conocerse y tener un intercambio informal. "Este será el primer contacto con Estados Unidos para saber, precisamente, qué opinan sobre los temas importantes del G20. Trump era muy crítico de todos estos temas - el libre comercio y la lucha contra el proteccionismo y, además, se ha mostrado también en contra de los acuerdos multilaterales y de las organizaciones internacionales ", señala Schmucker.
Quizá por esta razón, el consejero en política económica de Alemania, Lars-Hendrik Roller, resaltó el planteamiento de Berlín ante Naciones Unidas: "No hacen falta problemas globales. Los problemas globales requieren soluciones globales y el G20 debería ayudar en ello. El multilateralismo y la cooperación en áreas como el libre comercio será una prioridad del Gobierno alemán", dijo Roller.
El rol de la campaña electoral alemana
En los aspectos mencionados por Roller, según la experta Schmucker, la presidencia temporal alemana del G20 tiene algunos problemas. "La economía mundial no está bien, tenemos un nuevo presidente en Estados Unidos y aún nadie sabe bien cómo tratar con Washington. Y ahora tendremos una muy temprana cumbre del G20 en julio, por las elecciones de setiembre en Alemania. Todo esto hará que sea muy difícil tomar decisiones importantes", intuye Schmucker en entrevista con DW.
No sería casualidad que Alemania haya postulado a la presidencia del organismo, justamente, en un año de elecciones. Heribert Dieter, del Instituto alemán de de Ciencia y Política (SWP, por sus siglas en alemán) critica severamente este hecho: "Esto tiene mucho que ver con la campaña electoral. Desde la perspectiva de otros países, el G-20 será utilizado para entregar bonitas fotos a la campaña electoral alemana. Esto no es necesariamente lo que uno esperaría de la Presidencia del G20, desde la perspectiva de otros países", dice Dieter.
Está por verse si el encuentro dejará buenas fotos. Desde ya se ha anunciado una protesta en esta cumbre de ministros en Bonn. En la cumbre de Hamburgo, las protestas fueron probablemente mucho más grandes. Con el fin de mantener a los manifestantes lejos de las reuniones, se organizó la cumbre del G7 de 2015 en el espacioso y amurallado Castillo Elmau en Baviera, y pudo ser protegido por 24.000 policías. En 2008, Alemania organizó la cumbre del G8 en la localidad costera de Heiligendamm por temor a disturbios. Ciertamente, es un riesgo organizar un evento de tal magnitud en una de las grandes ciudades alemanas. DW.COM | 16.02.2017