WASHINGTON (Reuters) - El presidente Donald Trump declaró el jueves que la crisis de opioides de Estados Unidos es una emergencia de salud pública, en un intento por redirigir recursos federales y flexibilizar regulaciones para combatir su extendido abuso.
El mandatario calificó la situación como “una vergüenza nacional” y una “tragedia humana”. “Vamos a superar la adicción en Estados Unidos”, sostuvo.
Funcionarios sostienen que la decisión ayudaría a combatir el abuso de analgésicos recetados, fentanilo y heroína, al expandir el acceso a tratamiento y elevar el personal del Departamento de Salud y Servicios Humanos para ayudar a los estados a abordar la epidemia, entre otros cambios.
La medida se da en respuesta a una epidemia que ha empeorado en los últimos años y que es especialmente patente en zonas rurales pero que no cuenta con la declaración de emergencia nacional para liberar fondos adicionales.
“La declaración (...) reorientará todos los recursos del Ejecutivo y del Gobierno que se enfoquen en proveer alivio a esta necesidad urgente”, dijo un funcionario a periodistas en una conferencia telefónica antes del discurso de Trump.
Estados Unidos está batallando contra un fuerte incremento de muertes relacionadas al uso de opioides, que en el 2015 llegaron a 33.000, el mayor nivel desde que se tienen registros, de acuerdo a datos federales.
Los opioides, mayormente analgésicos recetados, heroína y fentanilo -un fármaco 50 a 100 veces más poderoso que la morfina- están apareciendo cada vez más en los casos de sobredosis. Alrededor de 100 estadounidenses mueren cada día por sobredosis relacionadas, según datos oficiales. opioides