Manila, Filipinas, 25 de julio, 2016 (AP). El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, declaró el lunes un alto el fuego con las guerrillas comunistas con efecto inmediato e instó a los rebeldes maoístas a hacer lo mismo para acabar con décadas de violencia y fomentar la reanudación de conversaciones de paz.
En su primer discurso sobre el estado de la nación, Duterte dijo el lunes ante el Congreso que quiere "paz permanente y duradera" antes de terminar su legislatura de seis años, que comenzó el 30 de junio. El exalcalde, quien se hizo de un nombre por su mano dura contra el crimen, también está enfocando su batalla contra las drogas, amenazando a los traficantes con aplicarles la pena de muerte.
"Acabemos con estas décadas de emboscadas y escaramuzas. No vamos a ninguna parte, y cada día se vuelve más sanguinario", dijo dirigiéndose a las guerrillas.
En un mensaje a los combatientes del Nuevo Ejército del Pueblo, el presidente declaró: "Permítanos poner fin a décadas de emboscadas y escarnamusas. No vamos hacia ninguna parte y cada día es más sangriento".
El Ejército filipino halagó el anuncio de Duterte, pero dijo que "permanecerá alerta, vigilante y listo para defenderse y perseguir a los ataques si es confrontado por elementos armados del Nuevo Ejército del Pueblo".
"El comandante en jefe dio un movimiento muy audaz y lo respaldamos completamente en su esfuerzo por traer paz sustentable y duradera", dijo el vocero militar Restituto Padilla.
Décadas de insurgencia comunista, una de las más prolongadas de Asia, han dejado unos 150,000 combatientes y civiles muertos desde que fue el levantamiento a finales de la década de 1960. Esto también ha estancado el desarrollo económico, en especial en la provincia, donde los insurgentes maoístas han tenido presencia activa.
Durante el recién concluido gobierno de Benigno Aquino III, las negociaciones de paz con los comunistas fueron auspiciadas por Noruega pero se estancaron por la negativa del gobierno a liberar a insurgentes capturados, una demanda de los rebeldes. Pero Duterte, de 71 años, quien se describe como socialista, ha dado concesiones a los rebeldes y designó a activistas de izquierda en al menos dos puestos en el gabinete.
Los negociadores del gobierno se han reunido con sus homólogos rebeldes y acordado retomar las conversaciones de paz en los próximos meses. Un líder rebelde que se autoexilió en Europa, Jose Maria Sison, tiene previsto volar de vuelta a Filipinas próximamente para reunirse con Duterte.
Duterte también dijo que su gobierno está listo para buscar pláticas de paz con las guerrillas musulmanas en el sur del país, donde durante mucho tiempo fue alcalde en Davao y se hizo una reputación de tener mano dura antes de ascender a la presidencia.