JERUSALÉN (AP) -- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abrazó con efusividad al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el lunes. De forma más solemne, depositó una nota entre las antiguas piedras del Muro de los Lamentos de Jerusalén. Y envió una señal de solidaridad a un aliado al que está presionando para que trabaje con más insistencia hacia la paz con los palestinos.
Pero los históricos gestos de Trump en Jerusalén se vieron eclipsados por el recuerdo de sus problemas de índole nacional.
Durante la segunda escala de su primera gira por el extranjero, y de forma inesperada, el republicano ofreció una nueva defensa de su revelación de información clasificada a diplomáticos rusos en una reciente reunión en la Oficina Oval. De pie junto a Netanyahu, señaló que nunca había mencionado a Israel, que según varios funcionarios era la fuente de esa inteligencia clasificada, algo de lo que nunca se le había acusado.
"Así que ustedes se han equivocado de nuevo", dijo a periodistas.
Netanyahu restó importancia a lo que parecía ser una violación del acuerdo para compartir este tipo de información con su país, apuntando que la cooperación entre Estados Unidos e Israel en el área de inteligencia es "magnífica?. Pero las improvisadas palabras de Trump fueron un nuevo recordatorio de que los problemas en su país, que incluyen investigaciones sobre los presuntos vínculos de su campaña con Rusia y el cese del director del FBI James Comey, le han seguido al otro lado del océano.
Ese momento fue una abrupta interrupción en un viaje por lo demás tranquilo de Trump a Tierra Santa. Tras años de enfrentamientos con el predecesor del republicano, el expresidente Barack Obama, Netanyahu celebró la llegada del nuevo mandatario como un momento de esperanza en las estancadas conversaciones de paz entre Israel y las autoridades palestinas.
Trump, que antes visitó Arabia Saudí durante dos días, declaró que veía la posibilidad de una nueva alianza de naciones musulmanas e Israel contra un enemigo común: Irán.
El martes está previsto que visite Cisjordania y se reúna con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, antes de regresar a Jerusalén para hacer una ofrenda de flores en el Yad Vashem, un monumento al Holocausto, y ofrecer un discurso en el Museo de Israel.
La Casa Blanca señaló que no espera ningún tipo de avance en el proceso de paz durante este viaje. Pero el poco convencional enfoque diplomático de Trump elevó las esperanzas de que pueda estar bien posicionado para reactivar un diálogo paralizado por los intereses creados y una antigua enemistad. Associated Press